lunes, 31 de diciembre de 2012

Momentos mágicos en Cafayate

La ruta desde la ciudad de Salta es hermosa. No sabría cómo describirla. Fue fondo de publicidades y películas y parece el escenario de una de las aventuras de Indiana Jones. Se pasa por la Quebrada de las Conchas y vale la pena bajar y observar las formaciones naturales de tierra roja.




Ya en Cafayate el clima es seco, pero sumamente agradable. Es uno de los lugares que elegí para descansar en el viaje. Aquí no me preocupé tanto por recorrer y sí por conversar más con los otros que, como yo, decidieron salir de sus casas e ir al encuentro de nuevos paisajes, perspectivas, miradas.
Famosa por sus vinos, la ciudad de Cafayate enamora a todos sus visitantes. Tiene ritmo de pueblo y todos los servicios que brinda una ciudad. Se ve un gran tránsito de turistas. La ciudad es bella, situada en un valle, rodeada por montañas.
Hay varias excursiones que pueden realizarse desde Cafayate. El centro de información turística es realmente bueno y te asesoran de maravilla.

El hogar de ancianos

La catedral

Viñedo

La entrada a la fábrica de quesos de cabra
Me hospedé en Backpackers, que es atendido por Emma y El Mudo. Son personas transparentes, cariñosas, abiertas y hospitalarias. Una de las noches nos reunimos una gran cantidad de biciviajeros, mochileros de Francia, Rusia, Suecia, Colombia, Brasil, Ecuador, España, Córdoba, Santiago del Estero y Sergio, el hermano de Emma, impulsó una peña con mucha buena onda!


Con Sergio (Cafayate), Jorge (España), José y Nadia (Córdoba)

Música en vivo. Un lujo!
Fue una noche intensa. Descubrí a Nadia y José, dos personas maravillosas que además de viajar en bici, van llevando un mensaje...o mejor dicho, lo van cantando. Me emocionó encontrarme con otros que, al igual que yo, decidieron hacer un cambio en sus vidas y dieron prioridad al sueño de viajar. Para los que andar no es sólo hacer turismo, si no encontrarse con más seres que están en la misma sintonía, ampliando la conciencia, cultivando un espacio interno, abriendo el corazón. Abrirse también a otras realidades y formas de ver y sentir la vida.
En Cachi conocí a Jorge y volvimos a encontrarnos en Cafayate. Hemos tenido conversaciones súper profundas, como si fuéramos amigos de toda la vida. Él está realizando una travesía admirable: recorre en bicicleta desde Alaska hasta Ushuaia. Las vivencias las va plasmando en su blog http://bicibirloque.blogspot.com.ar/ y vale la pena entrar en contacto con él.
Estos son los tesoros más valiosos de los viajes: las miradas, las personas, los momentos mágicos. Suceden y luego los llevas contigo toda la vida.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Villa Nouges

Villa Nouges es un lugar residencial con mansiones al estilo de las que se publican en las revistas de ricos y famosos. Hay una Iglesia muy bella y toda esa parte del cerro se nota que está tratada por la mano del hombre. A diferencia de San Javier, donde la naturaleza se expresaba por sí misma, aquí vemos jardines, flores, composiciones también hermosas... pero diferente.
Es un lindo paseo. Para llegar tiene que se en auto o con una excursión contratada.


sábado, 29 de diciembre de 2012

El Cadillal

Visité El Cadillal en muy buena compañía: con Cristhian y Nadia. Pero no éramos los únicos, el calor vino con nosotros, como el burrito de Sherk, no nos dejó ni por un instante.
El dique es lindo, pero el clima nos permitió estar muy poco tiempo.
Cosas que no deben faltar si uno visita ese lugar:
  • Sombrilla,
  • agua,
  • lona,
  • anteojos de sol,
  • repelente,
  • protector solar,
  • gorro.
  • Dependiendo de la movida, cada cual verá si lleva malla, alimentos, etc.
Está dentro de lo que se llama "Circuito chico", a poco tiempo de viaje de la ciudad.  Se puede ir en auto o en micro que salen de la terminal. Hay para hacer deportes acuáticos.
Es lindo, pero si cuentan con poco tiempo para recorrer, sugiero darle prioridad al cerro San Javier.


El Cadillal

Cristhian y Nadia

Uno de esos maravillosos animalitos que se camuflan


viernes, 28 de diciembre de 2012

San Miguel de Tucumán, donde hasta el sol se derrite!

La ciudad me generó una gran cantidad de emociones y sensaciones. Fue el punto de partida y de retorno de mi odisea por el noroeste argentino y también pasé en la mitad del viaje.
La llegada fue un encontronazo. Salí de Buenos Aires buscando naturaleza y me encontré con una sucursal de la metrópolis, con mucho más calor, muchedumbre y mucho bochinche. Parecía que los edificios transpiraban gente. Luego me explicaron: es la ciudad del país con mayor densidad de población.
Me perdí entre las calles buscando comprender un poco su arquitectura, el movimiento. Debo reconocer que quedé aturdida y agotada. El calor es sofocante.



Lo más lindo de mi primera visita fue el llamado de mi amigo del alma, Valentín, que me fue guiando hasta encontrar la casa donde vivió durante su infancia y que ahora es un estacionamiento de motos. Con su relato fui descubriendo pasillos, baldosas, paredes que ya no están e imaginando cómo sería antiguamente, cómo se moverían los cuerpos en ese espacio, cómo sería la vida familiar. Sin duda, de todo lo que visité, fue la experiencia más hermosa. Los lugares son mucho más interesantes cuando uno se encuentra con su historia y comparte las emociones, recuerdos, sentimientos de las personas que los habitan o habitaron.
El estacionamiento de motos en la calle San Martín,
la antigua casa de mi amigo
 Luego me convertí en turista común y visité las casas históricas y los museos.


Museo histórico de la provincia, Nicolás Avellaneda
En la casa de la provincia, si van por la mañana, vayan a la biblioteca y busquen a Graciela. Tiene muy buena onda y le gusta orientar sobre las maravillas que tiene la ciudad para mostrar.

La plaza central

Patio de la casa histórica de Tucumán

Casa de Gobierno

A la ciudad recomiendo dedicarle como mucho dos días. Luego puede realizarse el circuito chico, que son lugares muy próximos a San Miguel, con una belleza de película.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Tafí del Valle

Foto: Pato Noriega
Tafí del Valle es un lugar muy promocionado. Recuerdo a mis padres contándonos de su viaje al Noroeste Argentino y cuánto les había gustado Tafí cuarenta años atrás...
Tafí se transformó en el lugar de fin de semana de las familias pudientes de San Miguel de Tucumán y está súper bien preparado para recibir al turismo en cuanto a los negocios y hospedajes. La oficina de información turística no tanto. Nos entregaron un mapa muy difícil de comprender en fotocopia blanco y negro mal impresa.
Digamos que si uno quiere aprovechar un poco más, tiene que moverse, conversar con los lugareños y otros turistas o utilizar el mapa que se encuentra en un cartel al atravesar un puente, donde se muestran tres senderos que pueden realizarse caminando y tienen vistas sumamente bellas.
Eco Senderos
Hay un mini museo, muy interesante y las guías son muy cordiales. Al recorrerlo uno comprende más la historia y la cultura de la zona.
Uno de los senderos es el que lleva a la cruz. Es cortito, se hace en menos de una hora y al llegar se tiene una vista panorámica de todo el valle.



En Tafí me quedé en un hostel llamado Los palenques. Gonzalo, el dueño, es muy cordial. Los colchones son muy viejos, los baños no tenían agua caliente, pero la buena onda superaba los inconvenientes.
Sala de convivencia de Los Palenques

En el hostel nos conocimos con Pato, Cata y Manu con los que hicimos una visita al observatorio astronómico Ampimpa y luego Amaicha. Estaba tan nublado, que no se veía nada del paisaje. Incluso se distinguía muy poquitos metros de ruta delante del auto. Gonzalo manejaba como si nada, pero nosotros estábamos bastantes preocupados.
Como si hubiéramos pasado del sótano al jardín, al llegar a Ampimpa las nubes desaparecieron por completo. El cielo celeste, limpio, el sol radiante, calor.



En el auto con Pato, Gonza, Cata y Manu
Foto: Pato Noriega



Foto: Cristhian Balegno


El observatorio es muy interesante. Se hacen avistajes nocturnos de las estrellas y los planetas y cuenta con cabañas donde hospedarse para poder relizar las observaciones a la medianoche y por la madrugada. Por la noche, no es necesario contar con un telescopio para descubrir allí un cielo increíble. La atención es amable. Es una parada más que recomendable para los amantes de la naturaleza, la Tierra y la Vía Láctea.
Creo que al llegar a Amaicha Cupido me lanzó una flecha y quedé enamorada del pueblo. Decidí quedarme y tratar de detectar qué fue lo que le dijo a las células de mi cuerpo "quedate acá".


En Amaicha del Valle, al lado de la escultura de la Pachamama


miércoles, 26 de diciembre de 2012

Un semáforo con onda!

En la ciudad de San Miguel de Tucumán, en torno a la plaza central, están estos semáforos para peatones. Marca una cuenta regresiva del tiempo que te queda para cruzar y abajo un simpático caminante andando con ritmo.

martes, 25 de diciembre de 2012

Qué me saluden!

En octubre de este año tuve el honor de conocer Amaicha del Valle, un pueblo cuyos pobladores son, en su mayoría, descendientes de aborígenes. Es un lugar que tiene un micro clima especial, donde todos los días hay sol y si llueve no es motivo para que no se asome, aunque sea un rato.
Iba a quedarme un día y estuve toda una semana. Cada vez que pensaba en irme, alguna propuesta interesante surgía y me quedaba. Parecía que estaba imantada.
Al iniciar el viaje me propuse pensar qué características tenía que tener el lugar donde viviría. La primera fue observar la expresión de los pobladores: sonríen? tienen rostro sombrío? se vinculan?
En Amaicha me llamó muchísimo la atención la valoración del saludo. Todos saludan en la calle y muchas veces el mismo se transforma en una cordial conversación.
Al volver de una excursión al Remate, que son unas cascadas que están muy cerca del pueblo, con mucha satisfacción observé que se subió una mujer mayor al colectivo y con mucha energía le dijo al conductor: Cómo le va Don Esteban? Qué gusto saludarlo!
En esos días tuve varias charlas con el Cacique de la comunidad, Eduardo Nieva, quien me contó que en la primera reunión del consejo de ancianos, donde se iba a establecer un código de convivencia o un estatuto interno (no lo recuerdo bien), comenzaron a deliberar cual sería la primera pauta de este documento. Una de las ancianas exclamó: qué me saluden! y fue aceptado por unanimidad.
 
Con Celia Segura, Pachama, coplera e integrante del
 consejo de ancianos.
la foto fue tomada luego del acto del 12 de octubre.
 
 





domingo, 23 de diciembre de 2012

Meaby I'm a good man, meaby not

En Egipto, al llegar al Cairo con mi amiga Luchi (actualmente es una excelente fotógrafa), sin haber llevado el dato de ningún hospedaje y sin haber tomado recaudo alguno, nos dimos cuenta que para dos chicas solas la ciudad era bastante hostil.
Un día, frente a la plaza Tahir, un taxista nos dice: Hello my friends, do you want to go with me? Meaby I'm a good man, meaby not, you will see. (Hola mis amigas, quieren viajar conmigo? A lo mejor soy un buen hombre, a lo mejor no. Ustedes verán). Sacó del baul un albúm de fotos y nos mostró varias que había tomado a grupos que llevó a diferentes paisajes de ese mágico país.
Si bien nos causó gracia, esta vez ganó la prudencia y seguimos de largo.



sábado, 22 de diciembre de 2012

Sola en una ruta desconocida

En 1998 estuve varios meses en el kibuts Ein Ashloshá trabajando y aprendiendo hebreo. Muy cerca de ahí, en Ashkelón, viván mis tíos abuelos Enrique y Batia, y mis amigas Lore y Lau.
Los fines de semana todos nos íbamos del kibutz. Una de esas veces vi irse al último micro delante de mis ojos. Tendria que quedarme todo el fin de semana ahí, aburrida, sin nada para hacer.
Una de las adolescentes del kibutz me dio una solución: ir con ella hasta un cruce de ruta donde podía tomar otro autobus que también me llevaba.
Llegamos al cruce y el bus que la llevaba a su destino pasó enseguida. El mío no. Ya estaba por comenzar el shabat y una oleada de dudas impregnaron a cada célula de mi cuerpo.
Pasaban combis llenas de árabes y ya nos habian alertado de nunca, jamas, bajo ninguna circunstancia subir a una de esas.
No sabía hebreo. No tenía idea de dónde estaba. No había ningun teléfono a la vista y tampoco tenía tarjeta para hablar.
La única manera de salir de ese lugar era haciendo dedo. Siendo un lugar tan próximo a la frontera de Gaza, no era recomendable, pero no tenía muchas más alternativas.
Entonces pensé: voy a hacer dedo, pero sólo me voy a subir a un auto rojo que esté medio destartalado. Si es último modelo no me subo.
Pasaron algunos minutos y un coche último modelo, rojo, pasa. Lo dejo seguir. No le hago ninguna seña.
Luego de varios minutos más, dobla un auto rojo, viejo, medio machucado. Se detiene. En mi pobre hebreo le hago entender que voy a Ashkelón y me dice que va también para ahí. Me lleva y me deja casi en la puerta de la casa de mis tíos.
Yo no lo podía creer. Por supuesto, mis tíos nunca lo supieron.



viernes, 21 de diciembre de 2012

Los milagros a veces ocurren

En mis viajes, sobre todo durante mi juventud, me ha acompañado cierto grado de inconsciencia. Muchas veces me mandaba sin averiguar datos esenciales, como el horario de los autobuses, direcciones de hospedajes confiables... creía que al llegar resolvería todo.
Esta historia ocurrió en 1998. Fue el año que viví en Israel participando de un programa para jóvenes de toda Latinoamérica.
A fines de septiembre se celebraba el día del perdón y estábamos en Jerusalén, junto con otras amigas, bastante desilusionadas con la división que observábamos de la comunidad judía en esa ciudad.
A la mañana fuimos a la tajaná merkazit (la estación central de autobuses), dispuestas a dirigirnos al Kibutz Lotán, que está situado muy cerca de Eilat, en el desierto, casi en el límite con Jordania.
En ese entonces, se estaban desarrollando proyectos muy interesantes y los habitantes de esa población nos parecían personas sensibles, de las que podíamos aprender mucho. Por un lado, se estaba generando turismo para la salud y, por otro, voluntarios de todo el mundo iban a poner en práctica construcciones autosustentables. Cada uno llevaba una propuesta y si era aprobada se le daba el espacio para que la pruebe. Para Nosotras Lotan era el paraíso y el lugar ideal para la reflexión y la introspección que realizamos en el día del perdón.
Cuando llegamos a la terminal el último autobús que nos llevaba había salido hacía ya media hora. Ninguna quería quedarse, entonces decidimos llegar hasta el Mar Muerto y hacer dedo desde ahí.
Alrededor de las 14hs llegamos y fuimos a un cruce de ruta para ver si lográbamos nuestro cometido. Lo peor que podía suceder era tener que pasar la noche en uno de esos hoteles carísimos.
Teníamos solo una botella de agua. El tiempo se escurría y ningún auto nos levantaba. Incluso nos acercamos a las combis de turistas para ofrecerles a los conductores dinero para que nos transporte, pero ninguno aceptó. En pocos minutos se iniciaba el feriado y ya nadie nos ayudaría. Pasaron tres cuartos de hora, ya nos quedaba menos de medio litro de agua para las cuatro y nuestro estado de ánimo era cada vez más alicaído. Pensábamos en cómo le explicaríamos a nuestros padres el gasto de una noche en alguno de esos hoteles de lujo.
De pronto, una combi blanca viene directo hacia nosotras y estaciona. Un beduino se asoma por la ventana y nos pregunta: hacia dónde van?. Le decimos que a Eilat y nos ordena: suban!
Entramos al coche un tanto atemorizadas. Pero como éramos cuatro y él uno, teníamos una cierta ventaja en caso sucediera algo.
A los pocos metros cuenta que él es beduino y trabaja en una compañía de transporte para turistas. Por ser feriado le dijeron que podía volverse más temprano a su casa. Él ya nos había visto y pensó: es Iom Kipur, nadie las va a levantar. Decidió entonces pasar y ver si nos podía ayudar.
Decidió llevarnos hasta la puerta del kibutz sin cobrarnos nada, poniendo en juego su empleo, sólo porque vio que podía darnos una mano.
"Si un beduino puede hacer una obra de bien 100%, entonces tiene que hacerla".
Al llegar le ofrecimos dinero como agradecimiento y para que pueda cubrir el costo de la gasolina. No lo aceptó. "No lo hice por dinero. Yo a mis amigos no les cobro".







jueves, 20 de diciembre de 2012

domingo, 2 de diciembre de 2012

Amigos de cuatro patas

En los viajes sucede un fenómeno que me ha ocurrido a mí y, por lo que pude corroborar, a muchos trotamundos más.
Al llegar a un lugar desconocido, por lo general algún perro se hace amigo y se transforma en el anfitrión oficial.
Luego también me pasó de llegar a pueblos donde los perros son hostiles y no permiten que se acerque nadie que no sea su amo. En esos lugares no me asentaba por mucho tiempo.
Entonces, comencé a utilizar el comportamiento de estos amigos peludos como un sensor. Tengo la certeza de que ellos expresan algo que tal vez al turista le pase desapercibido, pero que está flotando en el aire.
Si los canes son juguetones y se acercan a integrar al recién llegado, sin duda es señal de que puedo quedarme tranquila varios días a conocer el lugar y su gente.
 

Grandes amigos de Purmamarca, acompañándonos en la sala
de espera del centro de salud

Dos eminencias de Amaicha del Valle, no nos dejaron solos
ni un segundo y nos despidieron en la terminal

Muy carismático! Sonrió para la foto!

"Quién quiere subir?" - Purmamarca

Todoooooooooos! - Purmamarca