sábado, 19 de octubre de 2013

Descubriendo la selva

Veo nubes fuxias y anaranjadas sobre un cielo turquesa. Frente a mí hay una bella piscina y alrededor nos contienen las montañas. Escucho el cantar de los grillos, el ladrido insistente de un perro, la pelota rebotando en algún juego, las voces de un niño y su padre. Es el atardecer en Vilcabamba.


Shellie y Alejo
Acá conocí a Shellie y a Alejo, de Australia y Argentina respectivamente. Son muy buena onda. Hoy fuimos al Parque Nacional Podocarpus y lo pasamos lindo. Es un parque enorme que tiene varias entradas. Pensamos que veríamos selva, pero no. El paisaje de Vilcabamba es sierra seca.

Parque Nacional Podocarpus
Se parece a Urubamba (Perú) y a Amaicha del Valle (Tucuman, Argentina). Los senderos del parque no están bien señalizados. Para ser justa, creo que solo hay un cartel al inicio y luego no vimos ninguno más. Por ese motivo se hace medio difícil recorrerlo sin sentir que uno está yendo a la deriva. Caminamos casi dos horas bajo el sol sofocante y luego decidimos abandonar la búsqueda de la cascada para ir a la orilla del río.


El pueblo de Vilcabamba es chico, tranquilo, lindo. Es ideal para cuando uno quiere ir a un lugar a descansar. Hay muchos artesanos exponiendo sus obras y, entre ellos ¡lo encontré a Ronald!, con quien compartí un mes en Urubamba.




Estoy en Zamora con Alejo. Es muy sensible. Siento que es una muy buena compañía en estos días. Entramos al Parque Podocarpus por otro de sus accesos. En Zamora llueve constantemente. Los ríos están llenos de agua, caudalosos y enérgicos. Por dónde miro descubro distintas especies de plantas, mariposas, árboles, hongos, hormigas. Muchas veces en tamaños mucho mayores de lo que estoy acostumbrada a ver.
Escucho y respiro vida. Los caminos son resbalosos y por momentos me desestabilizo al andar. Los árboles son enormes: compiten por la luz y casi no llega a mi altura. La humedad del ambiente parece querer entrar a mi cuerpo. Casi todo el tiempo mi atención está en el sendero, para colocar mis pies en base firme, pero por momentos me doy un recreo visual y paseo por la infinidad de especies que me rodean.




Luego de recorrer el parque toda la mañana, al mediodía salimos a Gualaquiza. El viaje fue eterno. El bus paró en todos los pueblos del camino. Hizo 117 km en 4 horas. Al llegar a Gualaquiza caminamos bajo la lluvia buscando hospedaje. Encontramos una pensión frente a la plaza.
Visitamos la cascada Las culebrillas. Es increíble la belleza que hay ahí. Selva, montaña, ríos torrentosos. La caminata fue exigida porque era una subida empinada y resbalosa. Sin embargo, cada paso era una delicia. Vi lianas, miles de especies de plantas, mariposas con diseños en sus alas que eran increíbles.


En Gualaquiza hay más para ver, pero no está preparado para el turista. Los senderos no están en buenas condiciones, no hay buses coordinados que den para ir, hacer la excursión y volver. Creo que Ale y yo éramos los únicos visitantes del pueblo.


En otro momento tal vez me hubiera quedado más días y explorando. Hoy siento irme. Ale se va a Cuenca, pero mi bus sale primero. El paisaje de la ruta Gualaquiza-Macas es bellísimo. Me acompañó la lluvia todo el día. Pernocté en Sucúa, un pueblo cercano a Macas y al día siguiente continué viaje a Puyo, un lugar donde aprendí muchísimo de la vida en la selva.

Para los que quieran viajar:
  • En Vilcabamba recomiendo el hostel Taranza. Sale U$S 6 la noche, se puede usar la cocina y tiene una pileta hermosa. Tel: 593/07 3025144
  • En Zamora los hospedajes son más caros. Pero se puede dormir gratis en el parque Nacional. Si no tienen carpa, pueden hospedarse en el refugio que tiene varias camas cuchetas. 
  • La guía en el Parque Podocarpus es gratuita.
  • Sentarte en el bus del lado del pasillo es lo peor que te puede pasar. Como sobre venden boletos, el pasillo se llena de gente que viaja de pie y se apoya en tu lateral. Por momentos se torna bastante incómodo.
  • En Gualaquiza, internet es más caro que en otros lugares. La hora vale U$S1. Pero se puede ir a la biblioteca y utilizar las computadoras por U$S0.60.
Las fotos de Vilcabamba fueron gentilmente cedidas por Shelli Page. Las demás fueron extraídas de la web.

jueves, 17 de octubre de 2013

Nota en Página12

Queridos lectores, hoy el diario argentino Pagina12 publicó en la sección carta de lectores la última nota que publiqué en este blog. Con mucha alegría les comparto el link:






sábado, 12 de octubre de 2013

América Latina cuál es tu verdadero nombre?

Hoy pensaba: llamar América Latina a nuestra tierra es lo mismo que decir Tierra Sometida.
Desglosemos el nombre: 
Américo Vespucio fue el primer navegante europeo que se dio cuenta que se había topado con un continente. Fue confeccionando la cartografía y a estas tierras que para él eran nuevas le colocó su propio nombre. ¿No es curioso que nunca se haya modificado un hecho tan arbitrario y egocéntrico, que repercute en la identidad de millones de personas?
Latina hace referencia al idioma de los conquistadores. 


Basta recorrer nuestros países para darse cuenta que se hablan otros idiomas como el quechua, aymara, guaraní, arawak, mapudungun, nahuatl, etc. que existían antes de que los españoles y la iglesia se impusieran y, que en algunos casos se utiliza en mayor proporción que el español. Hay 420 lenguas indígenas en nuestro continente, de las cuales 103 se hablan en varios países. El quechua es una de ellas. 
¿Alguna vez pensaron por qué a los demás continentes no se los nombra por sus lenguas? Lamentablemente, nos llamamos como los europeos nos bautizaron. Aunque digan que es una convención y que ya está establecido de este modo, creo que es un asunto en el que podemos enfocarnos. Sé del poder de las palabras. Pueden sembrar, estimular, fortalecer así como también pueden destruir, someter, denigrar.

América, ¿cual es nuestro verdadero nombre?


viernes, 11 de octubre de 2013

Sabores ecuatorianos - Patacones



Es una receta muy simple y típica de Ecuador y Colombia. Yo la aprendí en Tena, la selva ecuatoriana, de Marlene. Se pueden utilizar como acompañamiento de alguna comida, como un snack y comerlo con alguna salsa. También se le puede poner salsa y queso y hacerlo mini pizzitas.

Ingredientes:
  • Plátanos verdes
  • Aceite
  • Sal
Procedimiento:
Se cortan los plátanos en rodajas gruesas, como de 1cm, y se ponen a freír vuelta y vuelta, hasta que se suavicen. Luego se retiran del fuego y se aplastan con una masa o un frasco y se vuelven a echar en la sarten. Se cocinan hasta dorar de ambos lados.
Otra opción es hervirlos primero, aplastarlos y después freírlos. Queda en la elección del cocinero.


¡A disfrutar!

miércoles, 2 de octubre de 2013

Adiós Perú! Hola Ecuador!

Luego del robo me vi envuelta por una tristeza profunda. No sólo por la situación que viví, si no porque esto responde a una problemática social más profunda.
A las 23hs me subí al bus que me llevaría de Máncora a Cuenca, Ecuador. En el trayecto venían las imágenes del asalto, las preguntas sin responder, los "hubiera" y la conclusión de ser más precavida de ahí en adelante.
Al llegar a Huaquillas, la frontera, el bus cruzó directamente a la sucursal de la empresa donde desembarcó alrededor de diez paquetes con mercancías. Después retornó a la oficina fronteriza. Algunos bajamos del bus a sellar el pasaporte y otros no. Luego subieron oficiales de aduana que nos miraban como si tuvieran visión de rayos X. Nos demoraron como una hora revisando mochilas y valijas. Había algunos comerciantes ecuatorianos que traían ropa para vender, en pequeños bolsos, para evadir impuestos. Me daba bronca que se detuvieran tanto con estos trabajadores. Al final no llevaban tanta cantidad de prendas.
Cuando por fin terminaron con su trabajo, el micro arrancó. Cinco minutos después se detuvo. Una camioneta le traía los bultos que habían dejado en la sucursal. Al parecer este tipo de evasión sí estaba permitida.
A las seis de la mañana llegué a Cuenca. Hacía frío. Esperé a que sean las ocho para llamar a Alejo, mi primo, que vive ahí junto a su mujer, Elizabeta.
Fue rico llegar a un lugar donde hay familia. Sentí que necesitaba reponerme del susto, pensar qué hacer, cómo seguir. Me sentí vulnerable y me daba un poco de miedo seguir. Pensé que no sólo tenía que sacarle peso a mi mochila, si no también a cómo me tomaba las cosas. Había caminado dos días todo Cuenca buscando una mochila de mano, buscando "la adecuada". Al segundo día me reía sola de mí misma. Tenía que ser una mochila que cumpla la función, nada más, y que sea prescindible en caso de pérdida o robo. También sacarle peso a viajar sin sacar fotos, al valor de los objetos y hasta a la mochila grande en sí.
Un aprendizaje que devino de la situación en Máncora fue confiar más en mí. Ver bien con quién comparto y estar más alerta. Por otro lado, dejar de relegar el cuidado de la memoria de mi viaje a la cámara de fotos y que ese registro esté en mí, con todos mis sentidos. No es que no disfrutara intensamente lo vivido, pero me doy cuenta que había cierto descanso en la cámara. Desde que no la tengo escribo más y estoy más atenta, más presente.
Los días en la casa de Ale y Eli fueron lindos y extraños al mismo tiempo. Extraños porque nunca había compartido tanto tiempo con mi primo. Nuestra historia familiar hizo que casi no tengamos vínculo. O sea, este encuentro fue como empezar a conocernos. Para mi fue una experiencia hermosa, reparadora. A pesar de esa distancia, era clarísimo que somos de la misma familia... no sé cómo explicarlo. Tal vez es lo que siente una rama cuando ve a otra del mismo árbol. Lo que más me gustó de Cuenca fueron las charlas con Ale.

Cocinamos rico!
Justo estaba Manu, el hermano de Eli, por lo que hicimos algunos paseos juntos. 

A lo lejos, Eli y Manu




La primera noche Manu preparó una pizza casera riquísima!

La pizza que cocinó Manu
Cuenca la recorrí de un modo muy diferente a como venía. La caminé de lado a lado buscando algún negocio de objetos usados, con la esperanza de poder reponer aunque sea la cámara de fotos y seguir registrando el viaje. No encontré.
Los primeros días me pasó algo que ahora me parece gracioso. No quería mirar mucho, porque no iba a poder sacar las fotos que veía. Luego hice lo opuesto: observaba con detalle para que ese registro quede en mí.
Cuenca es una ciudad hermosa. Hay muchos turistas y residentes extranjeros. Es una ciudad muy cultural, con exposiciones de arte, super ordenada. Me contaron que todos los días procesan alrededor de cincuenta peticiones de extranjeros que piden la residencia.
Recomiendo mucho visitarla!


Las calles y la arquitectura son muy bellas. En el mercado se pueden conseguir menúes entre US$ 2,50 y 3.
La oficina de turismo de Cuenca te orienta muy bien y los folletos que entregan son de muy buena calidad. Me dieron un mapa vial de todo Ecuador. En ningún país de los que recorrí me entregaron.

Para los que quieran viajar:


  • Visitar las Iglesias, que tienen construcciones imponentes.
  • Caminar las calles e ir al mirador Turi, desde donde se obtiene una vista panorámica de la ciudad.
  • Visitar las exposiciones de arte.
  • Visitar La casa de la mujer, un centro artesanal llevado adelante por mujeres de las comunidades.
  • Para comer bien y barato: el mercado.
  • Se puede visitar el Parque Nacional Cajas
  • El museo Pumapungo (del Banco central). Entrada gratuita.